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Cual
nuevo Don Quijote, armado ahora de una urna electoral, la agente
gubernamental que ha de velar por la limpieza de las elecciones recorre el
desolado paisaje que le ha correspondido a la caza y captura de los votos
perdidos. Junto a ella un Sancho Panza redivivo, pertrechado de un fusil,
matiza las ilusiones de su señora acercándola a la realidad que ésta
pretende redimir y señalándole lo inútil de su misión. Como en la
novela cervantina, esta road-movie electoral traerá consigo la
evolución de ambos personajes en la línea de su mutuo acercamiento. La
agente electoral acaba asumiendo en parte lo disparatado de su misión,
mientras que su acompañante reconoce el esfuerzo que realiza y se
involucra cada vez más en la tarea, decidiendo finalmente, aunque sea de
manera simbólica, participar en la votación.
Esa
asunción que cada uno acaba haciendo de los planteamientos del otro es
sin duda lo mejor de la película, algo que, por otra parte, no es sino la
aceptación fiel de los cánones del género por los que ha optado. Pero
además se nos ofrece un recorrido por la realidad profunda iraní, con
atención especial a la situación de la mujer, la cual, aunque ha
alcanzado parcelas de poder, como lo demuestra la misma protagonista,
permanece olvidada y marginada en los reductos más apartados y
tradicionales del país. La pobreza, la relación feudal entre amos y
trabajadores o la desesperanza de la población completan este mosaico
habitual en el cine que nos llega de Irán.
Pero,
además, la película es una reflexión sobre el sentido de la democracia
cuando se limita únicamente al ejercicio periódico del voto y no va
acompañada de una democratización real de las relaciones sociales y de
gobierno. Con esta propuesta consigue trascender los límites de su
nacionalidad y ofrece un discurso que también en los países occidentales
resulta familiar. El alejamiento entre la realidad y la oficialidad, sea
hecho bajo la forma del olvido o bajo la de la burocracia, es uno de los
temas centrales del filme, y representa un atractivo punto de conexión
para pensar nuestra propia realidad.
Todo
ello está contado de una manera pausada, como pausada es la vida que se
nos muestra en la pantalla (por contraste con la prisa y reglamentación
que rige el procedimiento electoral), en un tono jovial no exento de
humor, y con unos actores magníficos, aunque en ocasiones se abuse del
subrayado y de una simbología que por momentos llega a ser redundante (el
campesino que no habla la lengua de la agente, el semáforo en el paisaje
desierto, el avión que arroja la urna y después vuelve a recogerla,
etc.), pero que con su redundancia contribuye a construir la evolución de
los personajes, la cual acaba resultando, como decíamos, lo más
sugerente y logrado de la película, una muestra más del sorprendente e
interesante cine iraní.
Marcial
Moreno
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EL
VOTO ES SECRETO
Título
Original:
Raye makhfi
País y Año:
Irán, Italia, Suiza,, 2001
Género:
COMEDIA
Dirección:
Babak Payami
Guión:
Babak Payami
Producción:
Payam Films, Fabrica Cinema, Sharmshir
Fotografía:
Farzad Jodat
Música:
Michael Galasso
Montaje:
Babak Karimi
Intérpretes:
Nassim Abdi, Cyrus Abidi, Youssef Habashi
Distribuidora:
Alta Films
Calificación:
Todos los públicos
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