| EL DESENCANTO (películas de las que esperábamos mucho más de lo que
nos ofrecen)
Acción civil ( A civil action). Nacionalidad: Norteamericana, 1998.- Guión y Dirección: Steven Zaillian. Argumento: el libro de Jonathan Harr. Intérpretes: John Travolta, Robert Duvalll, Tony Shalhoub. ¡He aquí una vez más un film de prestigioso tema y de ingredientes acreditados que decepciona a los pocos minutos de su proyección! Porque el tema es muy humanista la naturaleza degradada y perjudicial para una pequeña comunidad americana- y quienes lo desarrollan y llevan a cabo en el film son gente más que competente en el mundo del cine americano. El productor es Robert Redford cada vez más insufrible en sus bondadosos proyectos-. El actor principal es el recuperado de la nada y que perece caminar hacia lo mismo- John Travolta. Y su guionista y director es el prestigioso autor del guión dela premiadísima La lista de Schindler. Steven Zallian había en cierto modo engolosinado al público con aquella película más entrañable que eficaz que fue Buscando a Bobby Fischer. Pero allí se vieron sus limitaciones al no aprovechar sus situaciones dramáticas por una puesta en escena baladí y que aquí quedan más que corroboradas: Acción civil se queda en un film que diluye sus situaciones dramáticas en una dirección anodina. De vez en cuando parece despegar, pero pronto cae en la rutina y la película deviene en una especie de film de corte jurídico con mezcla de cine de abogados y jurados.
La película llega a pesar, se embarulla y tiene un final moralizante y placentero que no convence a cualquier espectador mínimamente crítico. Es el cine de la bonhomía que tanto gusta a su productor Robert Redford y que da la sensación estar realizado a mayor honor y gloria del stablishment americano. Al film le falta mucho brillo como medio propagándistico y no sólo causado por su fotografía tenebrista a tenor de la oscura historia al parecer basada en hechos reales. Igualmente el mensaje moral encarnado por el abogado triunfador y sin escrúpulos que se convierte a la causa de sus víctimas inocentes, está demasiado visto. Y es que una cosa es escribir una película y otra realizarla. Steven Zaillian ha escrito sin duda un buen guión pero no ha sabido levantarlo. Ni siquiera los actores han sido capaces de hacerlo. John Travolta no logra mudar en ningún momento su rostro inexpresivo e inmediatamente le hace sombra ese actor grande e histriónico que es Robert Duval, en un personaje poco necesario y que quiere ser la réplica del altruismo quijotesco que quiere encarnar el otrora rey de las discotecas. José Luis Barrera |