CAOS CALMO (2)

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Título original: Caos calmo
País, año: Italia – Reino Unido, 2007
Dirección: Antonio Luigi Grimaldi
Producción: Eric Abraham y Domenico Procacci
Guión: Nanni Moretti y Francesco Piccolo
Fotografía: Alessandro Pesci
Montaje: Angelo Nicolini
Intérpretes:

Nanni Moretti, Valeria Golino, Isabella Ferrari, Alessandro Gassman, Hippolyte Girardot, Denis Podalydès, Charles Berling

Duración: 112 minutos
Distribuidora: Alta films
Estreno: 20 junio 2008

¿Irreversibilidad? 
Escribe Mister Arkadin

Cine italiano de ahora

Sandro Veronesi ganó el principal premio literario de Italia con la novela Caos calmo, que se encuentra publicada en España. Nanni Moretti la leyó y le debió ocurrir igual que a muchos de lectores entusiasmados y conmovidos por el texto. Así que decidió escribir el guión, junto a Veronesi, para convertirla en película, al tiempo que intuía que el personaje principal de la historia era muy adecuado para que lo interpretase.

caoscalmo-1.jpgLa dirección correría a cargo de Antonio Grimaldi, realizador de algunas películas (ninguna estrenada en España), la mayor parte para televisión. Al parecer, el filme ha funcionado muy bien en Italia donde cierta escena, calificada absurdamente de escandalosa, ha servido de “ayuda” al impulso del filme. Un (ridículo) momento donde el ególatra protagonista, sin venir demasiado a cuento, da rienda suelta a su sexualidad. Algunos han agradecido que de esa manera (?) Moretti se muestre decididamente humano. Lo que hay que ver y oír.

Tal secuencia sexual no debe hacernos valorar el relato en más ni en menos. Es un instante, pequeño, de un filme descompensado que, por las “alegrías” de cierta crítica rendida a Moretti, es considerado, más o menos, excepcional. Quizá sea por “amor” al cine de Moretti o quizá sólo como intento de aupar un cine –el actual italiano– demasiado dormido en sus anteriores laureles. Y es que, hoy por hoy, basta que existan pequeños detalles diseminados en ciertos filmes, trufados de buenas intenciones o apuntados hacia mensajes decididamente positivos y (con un cierto toque) progresista para que bienintencionados escritores, cronistas o gacetilleros cinematográficos (que de todo hay en este mundo) se rindan a sus pequeñas esencias.

La (verdadera no la inventada o soñada) realidad del último cine italiano es triste por varias razones: la ausencia de filmes de buenos realizadores, el mal momento por el que pasan directores de cierta importancia y la falta de rigor o fuerza de los nuevos realizadores, varios de ellos provenientes de la televisión.

Así, Bertolucci, Bellocchio, Olmi o –el más discutible– Tornatore ofrecen películas muy de tarde en tarde, mientras que, a pesar de lo que algunos nos quieren vender, las últimas películas de un director tan interesante como Amelio no están a la altura de sus grandes filmes (La estrella ausente es, por ejemplo, muy poca cosa), mientras que títulos mediocres de recién llegados (un ejemplo puede ser la ensalzada La mejor juventud) muestran los muchos defectos y las escasas virtudes de las interminables series televisivas a-históricas. Compárese la película citada con Una mujer y tres hombres (C’eravamo tanto amati, 1974) de Scola o Vida difícil (1961) de Risi. 

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Moretti y el caos

Nanni Moretti, autor tanto de buenas películas como de otras discutibles, no suele últimamente realizar muchos títulos. Cine el suyo en el que se mira al pasado desde una clara ideología de izquierdas y en el que existe un cierto desgarro desde una mirada humanista. El “sentimiento” (no el sentimentalismo) arropa sus filmes, y es lo que normalmente les conduce con facilidad hacia lo bueno o lo malo. Así, mientras La habitación de hijo logra inclinarse hacia lo positivo, este Caos calmo se desequilibra con relativa facilidad hacia lo negativo. 

Al parecer, Moretti en principio quiso dirigir el filme, pero finalmente decidió que fuera otro realizador, no demasiado conocido, quien fuese el conductor de la historia. A pesar del cambio de realizador, la impronta del director de Caro diario termina impregnando todo el relato. Guionista y protagonista, exigente dominante de todo el filme. No hay prácticamente momento en que no esté presente. ¿Acaso se trata de un relato, que aunque sin voz en off, sea “contado” por el protagonista? Mucho, e incluso más de lo que parece, hay en el filme.

caoscalmo-3.jpgEl principal personaje (Pietro), interpretado por Moretti, se convierte en el alter ego del propio Moretti. Habla, piensa, actúa y plantea mensajes dando la vuelta a la ficción y convirtiendo el filme en una especie de discurso personal del actor-guionista. Se sirve de la historia ficcional para decirnos lo que él como persona piensa, quiere decir y (también) imponer. Algo que ya ocurría en anteriores títulos suyos, pero que se advierte sobre todo en La habitación del hijo o Caos calmo. Es decir, el personaje que interpreta Moretti en sus películas (incluso en las que no dirige) es el propio actor reconvertido en los personajes de ficción que interpreta: el actor, por mucho que trate de esconderse en sus películas, es el propio Moretti que monologa sobre sus cosas. Y esto a la larga puede resultar insoportable, como ocurre en muchos momentos de esta egocéntrica Caos calmo.

El comienzo del filme es ya forzado: Pietro, no se sabe por qué, se encuentra con su (divo) hermano en la playa; salvan ambos a unas mujeres que se están ahogando, ante la pasividad de, al menos, el marido de una de ellas; recibe la noticia, al volver al hogar, que su mujer ha muerto. Luego sabremos que el matrimonio no iba demasiado bien y que incluso en el ayer estuvo enamorado de la “loca” hermana de su mujer.

En el inicio lo que realmente importa es tener conciencia del “caos”. Una vida rota (?), una existencia descompensada que convierte, incluso, una holgada posición económica y un futuro prometedor, en una propuesta personal interrogativa. O sea, la muerte provoca una catarsis en el personaje, que le lleva a plantearse muchas cosas, aunque, como siempre en el cine de Moretti, en este caso con la ayuda de la novela original, tal conflicto se produce y resuelve vía sentimiento.

Crisis con niña

caoscalmo-2.jpgFalta, claro, para llegar a entender la crisis del personaje o la reflexión personal sobre su existencia, el tercer punto del vértice: la existencia de una avispada niña, hija única del matrimonio, y a la que ahora el padre se ve obligado, por las circunstancias, a cuidar. Ese es el ahora que vemos, aunque deberíamos preguntarnos sobre el antes, del cuál faltan todos los detalles para entender la extraña conversión o rehabilitación personal de Pietro.

Sin duda los referentes del filme son Caro Diario y La habitación del hijo, ambos optaban ya por la crónica personal, por la reflexión en primera persona del autor. El segundo título además se centraba en el dolor de la pérdida. Ahí tal diferencia se ciñe a la desaparición de alguien mientras que en otras películas de Moretti (el primero de los filmes citados) lo que se echa en falta son hechos o cosas. En cualquier caso, lo representado es siempre el terror (sugerido) ante el paso del tiempo y el sin sentido, que el director cree reconocer  en los tiempos actuales donde se han eliminado los ideales o las querencias del ayer.

En este filme, la desaparición de la mujer genera tanto la reflexión ante la muerte y la inutilidad de trabajos tendentes exclusivamente a obtener una buena posición, como el temor a perder lo más querido: la hija a la que debe protegerse (¿del mundo?, ¿de sí misma?). La pequeña será el elemento catalizador de la película. La presencia de los niños (y la relación con los padres o familiares) ha sido siempre un tema afín al cine italiano. No hay que retroceder para comprobarlo al filme de Vittorio De Sica Ladrón de bicicletas. Basta quedarnos más recientemente con Cinema Paradiso de Tornatore, Niños robados o Las llaves de casa de Amelio. Y, mucho más cercano, el interesante y casi desapercibido Líbero, un filme claramente influenciado por Los cuatrocientos golpes de Truffaut (y uno de los pocos notables filmes italianos recientes).

En Caos calmo el protagonista acompaña a su hija al colegio. Ha terminado el verano y comienza el nuevo curso. La película se centrará en el primer trimestre escolar. En ese periodo de tiempo tendrá lugar el posicionamiento de Pietro, que decidirá quedarse en el parque que hay junto al colegio de la hija para esperar que salga del colegio. Será su meta y sentido: esperar todo el día a la hija a la que probablemente (hasta ese instante) no ha dedicado ni un minuto de su tiempo.

El relato va a dar la vuelta a la actitud del protagonista. Será él quien sentirá que la hija no le quiere lo suficiente al preferir la compañía de otros familiares como pueden ser sus tíos (su hermano y su cuñada). Es comprensible que frente al “ocupado” ejecutivo que es el padre prefiera la diversión que le ofrecen el tío (aunque engreído) o la tía (aunque alocada). Frente a la posición de ellos, no es raro que el padre resulte pelma, aburrido y… absorbente.

Metáfora y realidad

caoscalmo-6.jpgLa película casi en su totalidad transcurre en el parque. Allí “lleva” Pietro su oficina. Lo más sorprendente es que tal hecho se produce, al parecer, con el beneplácito de los jefes. En uno de los bancos del parque o en la mesa de uno de los cafés, nuestro protagonista actúa como confesor o consultor de todos cuantos acuden a su encuentro. Está claro que tal situación es metafórica, lo que no es tan acertado es que el filme consiga que esta (ilógica) situación funcione en todo instante ante la fuerte línea realista que recorre la narración.

Eso sí, existen interesantes apuntes, buenos detalles o buenos personajes secundarios, como el del niño discapacitado que “saluda” desde el coche o la joven del “perro” tan simbólica (¿el prometedor futuro del protagonista?) como desaprovechada.

Hay secuencias demasiado explicativas sobre la idea de sustento del filme: la clase que la niña recibe sobre la diferencia entre lo reversible y lo irreversible. Enseñanza que luego transmitirá al padre. ¿Queda clara la idea para el espectador? Por si no basta una vez se plantea dos veces. ¿Cuál es el hecho irreversible que acaba de producirse en sus vidas? ¿Puede llevar ello a una reversibilidad de situaciones?

Ni todos los personajes ni los planteamientos de la película tienen la misma entidad, calidad. El amigo con sus dudas sobre la empresa y sus reflexiones sobre la Iglesia Católica y las posiciones comunistas, las alusiones, incluso, el fascismo reinante son ideas que resultan forzadas.

Existen personajes también de trazo demasiado grueso, aparte del escasamente construido del hermano del protagonista, como la cuñada y la mujer que salvó de morir en el agua. Un personaje mal estructurado, peor explicado y enlazado en el guión. Tanto en su presencia como en la posterior relación que mantiene con el protagonista.

Probablemente, por el tono metafórico de la idea original, esta lucha sorda del protagonista (aquí más que lucha reflexión) lleva a recordar una obra argentina de teatro, La pereza de Ricardo Talesnik, la historia de un hombre que harto de ir a la oficina decide no levantarse más de la cama.

El reposo, la calma

caoscalmo-5.jpgEn Caos calmo al final todo parece arreglarse. Pietro, desde la ética (?), acepta ser nombrado alto cargo de la empresa en la que trabaja. Aceptación propuesta después de una secuencia bastante tramposa cuyo único objetivo parece ser la aparición de Roman Polanski, reconvertido en chef supremo. Me figuro que el director de Repulsión ha intervenido sin entender claramente de qué va su papel. De todas maneras se debió divertir rodando ese momento. Al menos lo interpreta con ese ladino gesto irónico que siempre pone cuando aparece como actor.

En el final, de todas maneras, quien impone el cierre a la situación es la niña quien, en la última y diaria despedida del padre a la puerta del colegio, será la que le “suelte” la lección. Le viene a decir más o menos que ella no necesita ser vigilada por nadie y que lo que él debe hacer es irse a trabajar y dejarse de pamplinas. El personaje de Moretti deberá aceptar que tiempo de calma también ha terminado. O, lo que es lo mismo, que el caos ya ha sido superado.

Hay partes pésimamente construidas en el filme, como la que parece desarrollarse en una casa fuera de la ciudad. Han quedado allí padre e hija con la tía de la niña. Ésta, a última hora, decide no acudir. El padre duda si ir, pero al final, ante la aceptación de la hija, marchan solos los dos. Ese instante es seguido de dos o tres momentos difícilmente aceptables: a la llegada al lugar, y sin sentido para el filme (ni narrativo, ni dramático), la niña va a una especie de fiesta. Pero lo peor está por llegar. Posteriormente aparece en la casa la mujer a la que Pietro salvó de morir ahogada y que quizá como pago por su vida viene a… hacer el amor con su salvador. Aún queda otro momento inexplicable, dentro del mismo bloque narrativo: a la mañana siguiente, por arte y gracia del guión, aparece por la casa el hermano de Pietro para desayunar con su querida sobrina. Otro añadido más, puro relleno sin entidad ni narrativa ni dramática.

Caos y calma, reflexión y discusión, confesión y explicación… todo forma parte de una película donde lo único que importa es la idea base sobre la que se sustenta y el mensaje que se pretende lanzar. Positivo si se quiere, pero forzado y elemental. Todo muy claro, demasiado explícito. 

Nanni Moretti interpreta el papel con su característico histrionismo. Llora, ríe, pone cara de circunstancias, trata de explicar lo inexplicable. Es el todo y la parte del filme. El actor, director, guionista es un divo que sabe jugar bien su papel. En su vida y en su cine así lo ha demostrado.

Hay una anécdota que ocurrió hace años en un festival español que lo demuestra a las claras: un cronista, antes que crítico, intentó entrevistarle durante un festival al que Moretti acudía a presentar una película. Después de los saludos de rigor y ante la primera pregunta del entrevistador, el director hizo una pregunta al periodista. Le pregunto cuántas de sus películas conocía. Aquél le contestó que únicamente la que acaba de ver en el festival. El director al escuchar la respuesta dijo que no tenía nada que decir, se levantó y se marchó ante la sorpresa de aquel que quería preguntarle sobre su cine. Una actitud que le honra y que es un claro reflejo de su cine, de su postura ante la vida y que se trasluce en los personajes que interpreta.

Lo que ocurre a veces es que sus ideas, sus reflexiones, se reducen a “candentes” mensajes que podrían lanzarse igualmente de otra manera, sin necesidad de utilizar el cine para ello. Y es que en ese tipo de casos el cine, hablar con imágenes, parece ser secundario.

Caos calmo es un ejemplo de ello. Uno de sus logros (del escritor de la novela) es el título, que explica con claridad y contundencia lo que vamos a leer o a ver. Por si no lo tuviéramos claro.

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