Aunque la mayoría de
los socios fundadores de EN CADENA DOS vivimos a orillas del
Mediterráneo, en Valencia, tenemos un colaborador cuyo domicilio se
encuentra a orillas... ¡del Guadalquivir!, pero su espíritu es tan
mediterráneo como el nuestro. Cada mes os invita a acompañarle en el
análisis de un tema cinematográfico de actualidad.
LA REALIDAD A TRAVÉS
DEL CINE
Por
Juan
de Pablos Pons
El
cine como reproducción de la realidad. Este principio estético pero
también un eslogan habitual en los primeros años de su existencia, es un
hecho o al menos pretende serlo en uno de sus géneros más clásicos: el
documental. Género propio a partir de los grandes pioneros de esta forma
de hacer cine, entre los que podríamos incluir los primeros rodajes de
los hermanos Lumière, y donde es ineludible nombrar a Robert Flaherty (Nanuk
el esquimal, 1922; Moana,
1926), pero también a otros grandes autores como Ernest B. Schoedsack y
Merian C. Cooper (Chang, 1926),
curiosamente los directores del clásico de ciencia ficción King Kong rodado en 1933. También puede citarse a Paul Strand (Manhattan,
1922); Joris Ivens (Tierra de España,
1937) o al mismo Luis Buñuel (Las
Hurdes. Tierra sin pan, 1932).
Hoy
el documental es un género que sigue teniendo una extraordinaria vigencia
y popularidad gracias a la televisión y al vídeo. Resulta menos
frecuente encontrar propuestas en la pantalla grande. Estar presente en
ella es algo que han logrado dos documentalistas españoles: José Luis López-Linares
y Javier Rioyo. Su excelente trabajo Asaltar los cielos en el que se nos presentaba el doble retrato de
León Trotski, un personaje histórico de primera magnitud sin ninguna
duda, y el de su asesino el catalán Ramón Mercader, es un estremecedor
relato sobre la condición humana. El segundo trabajo de este equipo de
cineastas A propósito de Buñuel,
es un documental imprescindible sobre el genio aragonés. Rodado con
motivo del centenario de su nacimiento, combina de forma admirable la
faceta humana y cinematográfica de Luis Buñuel.
Extranjeros
de sí mismos es el tercer
largometraje, recientemente estrenado, de estos autores a los que tenemos
que agradecer la recuperación de temas y testimonios que no deben ser
olvidados por las nuevas generaciones de españoles. Extranjeros
de sí mismos aborda en primera persona la tremenda realidad de los
soldados que eligieron serlo en tierra extranjera. Tema que se formula
desde una triple vivencia: los voluntarios que se alistaron en las
Brigadas Internacionales para combatir contra Franco y sus aliados
alemanes e italianos. Los españoles que voluntariamente formaron parte de
la División Azul para luchar a favor de la Alemania nazi, contra el
ejercito soviético en la batalla de Leningrado. Y los fascistas italianos
que enviados por Mussolini combatieron en España contra el gobierno legítimo
de la Segunda República. Tres hechos que se producen en un período de
menos de diez años, durante la guerra civil española y la Segunda Guerra
Mundial.
Es
un documental difícil de objetivar o de ver de manera desapasionada.
porque apela a las emociones y a nuestra propia historia. La realidad
actual de los supervivientes, la mayoría de ellos personas idealistas en
su juventud aunque con referentes muy encontrados, resulta hoy dura y en
ocasiones patética. Pero también edificante y por encima de todo
instructiva. La dimensión testimonial de los supervivientes es un
componente clave del film, pero más allá de sus impresiones y recuerdos,
Javier Rioyo y López-Linares consiguen hacer reflexionar al espectador
sobre los hechos que constituyen el telón de fondo de este film.
En
realidad todos perdieron. Altruistas, filántropos, románticos, utópicos,
pero también aventureros o soldados de fortuna, las personas que aparecen
en Extranjeros de sí mismos,
con motivaciones variopintas, hoy permanecen marcadas por aquellas
terribles experiencias. Sin embargo, como afirman los directores del
documental, ninguno se muestra arrepentido de su decisión.
Resulta
curioso ver y escuchar los testimonios de personas conocidas como el gran
director de cine Luis García Berlanga o del actor Luis Ciges que formaron
parte de la División Azul.
El
recientemente concluido Festival de Cine de Málaga supone una clara
apuesta por apoyar el género documental en el mercado español. Ha
dedicado una retrospectiva a la historia del documental en España. Y en
este marco también se ha celebrado el I Congreso Español e
Iberoamericano de cine documental. Ha sido la oportunidad para ver nuevos
y excelentes documentales rodados para la gran pantalla, resultando de
gran nivel la aportación latinoamericana. El premio al mejor documental
se lo ha llevado El
juego de Cuba de Manuel Martín Cuenca. Una reflexión sobre la Cuba
castrista a partir de la vivencia de destacados jugadores de béisbol
cubanos. También deben mencionarse Noticias
de una guerra particular realizado por J. Moreira Salles y Katia Lund,
que trata sobre el tráfico de drogas en Brasil; y los documentales españoles
Asesinato en febrero de Eterio
Ortega, y Francisco Boix, un fotógrafo
en el infierno, de corte biográfico. ¡Bienvenido sea siempre el género
documental!
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