Como
todos los meses, una vez más os invitamos a mandarnos vuestra
correspondencia, bien con comentarios de películas, bien con
sugerencias o para preguntar aquel dato que hasta hoy no os habíais
atrevido a preguntar a nadie. Os contestarán Mr. Arkadin y el Señor
Kaplan. Este mes todas las cartas las responde Arkadin, el otro espía
sigue sin dar señales de vida.
Viriato Seguro
Me
agrada saber que has salido indignado de ver Torrente,2.
El equipo editorial se ha declarado en huelga de escritura frente a tal
“cosa” (me niego a llamarla siquiera película). De todas maneras,
nuestro dire ha escrito un editorial que ya, ya... Segura es listo y se
ríe hasta de... Sus películas ni siquiera son cine. No sé si el pequeño
de los Trueba quiso reírse de él al presentarle en el papel del caótico
aspirante a director de Obra
maestra (un filme no tan malo como algunos han dicho y por supuesto
una obra ídem si la comparamos con los Torrentes,
escasamente caudalosos, del río hispano), pero, si no fue así, lo hizo
muy bien. Era divertido ver al neurótico –e insoportable- personaje
tratando de hacer un cine “demencial” con su cámara de vídeo. Un
cine no muy distante, ni distinto, del que en realidad hace. Perder más
tiempo en hablar del señor Segura es concederle una importancia
excesiva, la misma que él desea. Su “cosa” actual es tan mala (un
poco peor si se quiere) como la primera. Ésta parece un desfile de
conocidos cuya única misión es saludar a los miles de espectadores que
pagan religiosamente por ver a Segura y, por el mismo precio, se
encuentran a tanto “famoso” (y aprovechado) de turno.
Dos
alumnas del Instituto Clot (Valencia)
Agradecemos
vuestra entrada, vuestra pequeña crítica y vuestra singular (e
interesada) predilección por dos determinadas asignaturas. Paso tamaño
entusiasmo a vuestros (queridos) profesores. En vuestro e-mail nos indicáis
que hay cosas que no entendéis, o podéis seguir fácilmente, de la
revista. Bueno ¿y qué? Es lo normal, no nacemos sabiendo. Seguir
leyendo y veréis que cada día cogéis mejor el sentido del cine, de
las películas. También iréis conociendo mejor a los directores,
guionistas y otros profesionales del cine. Sabréis, entonces, de la
importancia-valor del director. Muchos cineastas, aficionados al cine,
críticos empezaron como vosotras. Encontraron un día una revista (o un
libro) de cine y poco a poco comenzaron a leer. Un día se vieron ellos
mismos escribiendo sobre las películas o haciéndolas. Querer es poder.
De todas maneras pienso que de entrada la revista es tan amplia que se
os puede atragantar si queréis leerla de un tirón (algo que en la red
tiene sus dificultades). ¿Qué os aconsejo? Simplemente que entréis en
ella sin prisa y os centréis en algunas secciones que os pueden
resultar más divertidas como puede ser (aparte de ésta sección) el
abecedario del señor Kaplan. Después podéis leer las críticas de las
películas que habéis visto. ¿Más? La selección que se hace de las
películas por temas (“El último de la lista”), el editorial, y
quizás echar una ojeada a “Rashomon”. No estaría mal un paso por
el comentario de las páginas de televisión.... Pero, ante todo, no
decaigáis, seguimos esperando vuestra entrada en los nuevos números.
Raquel Viana
Admirable
encontrar a una aficionada tan entusiasta (sorpresa, sorpresa, en el
momento actual) por el cine musical y... tan experta. Tienes toda la razón
del mundo (y hay un sentido que paso a explicarte). Ciertos números de Las
modelos (1944), de Charles Vidor con Gene Kelly (en, si no me
equivoco, su primer filme) y Rita Hayworth (que, por cierto, bailaba muy
bien. Creo que sabes que era de origen español: Pilar Cansino, era su
verdadero nombre) recuerdan a alguna película de Donen-Kelly. Hablas
sobre todo de dos, el baile de los tres protagonistas en la calle y el
de Kelly “consigo” mismo. El primero es un claro antecedente del célebre
baile de Gene Kelly en Cantando bajo la lluvia (1952). Razón: el coreógrafo no acreditad
de Las modelos fue (¿lo
adivinas) Stanley Donen.
Asensi Descals
Hemos
pasado tu carta al “dire” seguro que “engorda” de golpe tanto como el Segura. Nada
menos que un seguidor (y forofo) de la antigua ENCADENADOS, de aquella
que en los años ochenta editábamos en “papel”. Gracias a ti por
nuestro seguimiento, por tu “amor” al cine que te inculcó (pero
que, en realidad, es tuyo) nuestro director. Es admirable encontrar a
alguien que sigue pensando que el cine es algo más que un vergonzante
espectáculo basado en alcanzar dinero como muestra y demuestra tanta
estupidez galopante actual. Seguro que eres uno de los cinéfilos (de
los verdaderos) que has acudido a alguna (o varias) películas de esas
que se han (o están aún) proyectando de Ingmar Bergman (grande entre
los grandes) en la Filmoteca Valenciana, en un ciclo casi completo de su
maravillosa obra.
Boris Ricart
Pues sí,
aunque no lo parezca, el director de ese bodrio titulado Titanes
llamado Boaz Yakin es el mismo que hace unos años nos ofreció la
estremecedora Flesh. ¡Vaya
cambio! De crítica social a aburridísima historia de jugadores. Parece
ser que últimamente los realizadores norteamericanos se han empeñado
en mostrar todos sus “clásicos” deportes (y cuidado que algunos son
aburridos). Deportes que es preciso exportar a diestro y siniestro.
Piensa en ese “fatal” desenlace (de los muchos a cual peores que
posee) de Traffic en que el
policía Benicio Del Toro logra implantar en su país México, de forma
pacífica, el béisbol entre los niños (a eso se llama pacífica
globalización) mexicanos.
Mónica Toledo
Tu
comadre Malena, la prota del
último Tornatore, intenta imitar a las grandes y exuberantes actrices
del cine italiano de los años cincuenta (las Gina, Loren, Lisa, Mangano
y decenas más) pero se queda a medias (la película y Monica Bellucci).
Tornatore, como dices, parece ser autor de un único filme, el tan
“cacareado” en su día, Cinema
Paradiso. Lo demás consiste en más (o parecido) de lo mismo. Lo
peor de la película es que, también, recuerda (para mal) al Amarcord
felliniano. El final (todo ese juego de “resurrección” del
marido de Malena y sobre todo la vuelta del matrimonio al pueblo) es lo
más lamentable de esta repetitiva historia tornatoreana
de iniciación y crónica.
Ricardo Guerrero
¿Te ha
gustado más El silencio de los
corderos que Hannibal? Te
diría que es lo natural, a pesar que el público haya “pagado” más
por la segunda que por la primera. El filme de Jonathan Demme es muy
superior al del listillo Scott, autor venerado hace año por cosas que
algunos consideran maestras como
Alien o Blade Runner, cuyo
estado de gracia dista mucho de ser santificado por este humilde
personaje wellesiano. Alien es
una película de terror (con efectos sorpresa y gatos negros incluidos)
de personajes encerrados en un espacio único (más propio de una barco
que de una nave espacial) mientras que Blade
Runner es un spot publicitario futurista con implicaciones (¿morales?,
¿filosóficas?) propias del genio de Ingmar Bergman. Ridley Scott (que
como siga así va a hacer bueno a su hermano pequeño, Tony, que comenzó
haciendo filmes insufribles), por el momento, sigue siendo el deudor por
excelencia del spot, donde comenzó a darse a conocer. Muchos de sus
planos “bellos” (en Thelma y
Louise los hay para dar y tomar) parecen ser simples recreaciones
publicitarias.
Juani Salinas
Es
maravilloso comprobar como actualmente se descubre (descubren ciertos críticos)
una obra maestra cada día. Si hubieran sido críticos hace años (lo
que quiere decir que serían hoy mayores) resultaría que se hubieran
encontrado una obra maestra por minuto. Y sí, como dices, no es para
tanto. En la mayoría de los casos se trata de buenas (o muy buenas) película
con pocos (o muchos) errores: te refieres, por ejemplo, a Amores
perros. Estoy conforme contigo en casi todo. Sobra la historia
central más propia de un filme de Polanski (Repulsión,
El quimérico inquilino...) que de Amores perros (segunda historia con toques buñuelescos: el corte de
pierna). Las otras dos son más interesantes. Superior la primera a la
tercera (¡ese error de contar, en la tercera, el personaje principal a
su hija por medio de un contestador telefónico, una vez que da cuenta
de su existencia, toda su vida!). De todas formas, para mi, falla el
director en su obsesión por la metáfora. Demasiada obsesión con la
aparición y lucha entre los perros: un reflejo de los seres humanos. Se
ve venir (desde el principio todo lleva a ello) que dos humanos (en algún
momento) se van a enfrentar a dentelladas (como se insinúa –menos mal
que no se ve- hacia el final). Le sobra metraje, le falta mayor
“libertad” creativa, sobra la redundancia.... Con todo, es una película,
muy digna, estimable. Un buen filme (excelente en algún momento) pero
de obra maestra, nada de nada.
Alfredo Guzmán
Sí, Chocolat,
es un cuentecito. Muy agudo lo de la identificación con “Caperucita
Roja” (llegada al pueblo de la madre y de la hija) con la presencia de
ese alcalde-lobo, pobrecito él, que al final se deja engatusar por los
dulces de la buena chocolatera que es Juliette. De todas maneras no me
creo nada de lo que ocurre en el filme y menos ese pueblecito
–hermoso- francés. El señor Hallström sigue mostrando su gusto por
lo demasiado empalagoso. Para desintoxicarse de tamaña adicción te
sugiero la (obligada) visión del último (y maligno) filme de Chabrol, Gracias
por el chocolate. Si no es una obra maestra se le acerca.
Michelle Ideanea
Oscars
pobres para un año pobre... de cine norteamericano. El “casi”
empate entre tres películas muestra el intento de contentar a unos y a
otros. ¿Qué había obras mejores? Quién lo duda. Eso ha pasado
siempre. Lee el artículo del mes pasado (el comentario) a los premios y
además de comprobar que el tiempo pasado (en este campo del cine) fue
mejor, también te mostrará las injusticias que las Academias (la de
aquí, allí y más allá) siempre comenten. Nada menos que directores
como Welles, Hitchcock o Hawks (entre otros muchos de los grandes) jamás
recibieron el premio (en muchos casos les concedieron uno honorífico
–para quedar bien- antes que se murieran) en el apartado
correspondiente a la dirección. “Cosas veredes, mío Cid”.
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